Roles Asignados: Se nos ha enseñado a ser el/la “solucionador/a”, el/la “cuidador/a” o el/la “pacificador/a”, y salirnos de ese rol se siente como una traición.
El primer hábito es la responsabilidad, una persona que cumpla con sus tareas respeta el tiempo del otro y desarrolla una disciplina en la organización de prioridades. Al ser responsables, creamos un liderazgo own porque somos autónomos y tenemos un fin que lograr.
Al clasificar nuestras tareas de esta manera, podemos centrarnos en lo que realmente importa y dejar de lado lo que no contribuye a nuestros objetivos. Este enfoque no solo mejora nuestra productividad, sino que también nos permite tener una visión más clara de nuestras prioridades.
Un psicólogo de nuestro equipo puede ayudarte a entender el origen de tu culpa y a construir una autoestima sólida que no dependa de la aprobación externa. Agenda una primera sesión y empieza a sentirte seguro/a en tus decisiones.
Recordarte que tienes derecho a cuidar de tu espacio y energía te ayudará a reducir la culpa con el tiempo.
Priorizar tareas: Aprende a distinguir entre lo urgente y lo importante para manejar mejor tu tiempo.
Poner límites es una habilidad esencial para cuidar de nuestra salud emocional y nuestras relaciones, pero muchas personas se sienten culpables cuando intentan hacerlo.
Aprender a priorizar va de la mano del propio desarrollo individual. Implica dar forma a una mente más centrada capaz de identificar aprender a priorizarme oportunidades. Significa usar las emociones en beneficio propio para potenciar la motivación.
Esta adaptabilidad puede enriquecer nuestras vidas y ayudarnos a crecer tanto particular como profesionalmente.
El arte de poner límites sin culpa: 10 guiones para proteger tu energía en trabajo, familia y amistad
Hace algunos años, esta herramienta era uno de mis principales recursos para organizarme y aprovechar mi tiempo. ¡Me ayudó mucho a enfocar mis actividades! Sin embargo, al mirar atrás, me doy cuenta de que en aquel entonces me costaba trabajo identificar la relevancia dentro de cada cuadrante.
Si cada vez que intentas priorizarte, la culpa te sabotea, es posible que haya patrones de complacencia muy arraigados. No tienes que luchar contra ellos en soledad.
Como el ser humano es social, la comunicación efectiva es fundamental porque consiste en comprender al otro y ser claros al momento de emitir un mensaje. En ese proceso de comunicación, el individuo genera interdependencia, porque se nutre de los conocimientos y experiencias de los otros.
Todo ello nos lleva a su vez a una conclusión muy concreta. Alzarnos como buenos gestores de nuestro tiempo y de nuestras prioridades no se logra a través de una very simple herramienta. No vale con hacernos la clásica lista de “objetivos vitales”.